jueves, 8 de diciembre de 2016

Querido 2016:


Déjame explicarte por qué has sido tan importante y tedioso. No, por favor, no te emociones todavía. Vamos a poner los puntos sobre las íes y primero hablaré de lo mucho que me has cambiado. Me has dado una paliza emocionalmente hablando. Me has hecho darme cuenta de cosas, como por ejemplo que hay personas que es mejor dejar a un lado y dar paso a otras nuevas. Me has dejado completamente sola en ciertos momentos, ratos de soledad que me han hecho quererme y centrarme. Me has arrebatado a personas, de esa forma en la que ya no vuelven nunca y te odio por ello.

Pero también me has dado la mejor sorpresa que podías darme: me has dado mi primer libro publicado. Y, no solo eso, sino que aquí a unos días de acabar nuestra relación, me has dado otro. Y esto es lo más bonito que has podido hacer por mí, porque ha supuesto conocer a personas maravillosas, aprender muchísimas cosas, mejorar en ciertos puntos de mi vida. Me has dado autonomía, me has enseñado a moverme por el mundo, aunque fuera a tientas. Me has enseñado a buscarle el lado bueno a las cosas, a no rendirme y a afrontar las críticas, los comentarios y las palabras. Porque si algo he aprendido durante este año es el gran poder que tienen las palabras. Puede que siempre lo haya sabido, pero nunca había caído en la cuenta de lo duro que es tener que callar y afrontar ciertos aspectos que conllevan palabras. 

Me has enseñado a ser emprendedora, a ser constante, a escribir, estudiar y esforzarme día a día. Me has obligado a ser creativa, a buscarme la vida, a ser independiente. Me has hecho ver que las cosas no son o blancas o negras, que existen matices de gris y que todo tiene solución. Me has enseñado cosas preciosas y precisas para vivir la vida como te gusta. 

Así que, 2016, aún quedan 23 días para que esto acabe y créeme que voy a seguir dejando que me enseñes hasta el final. 

Ha sido un placer compartir estas experiencias contigo. 



Light Red Pointer